viernes, 27 de marzo de 2009

De las calles a las Olas

Limpian carros, alquilan sombrillas a turistas, venden raspadilla, anticuchos y, en el menor tiempo de descanso, corren, agarran un tabla y se trepan a las olas soñando despiertos. Soñando que dentro de poco se convertirán en la próxima estrella del surf, cruzarán el mundo entero compitiendo en las playas “más bravas” y volverán a casa con algo de dinero para sacar de la pobreza a su familia.

Son los niños trabajadores de la calle de Cerro Azul. Unos 20 pequeños que bajo el amparo de una asociación llamada Piel de Luna Llena y el entrenador Jerson Padilla (Actualmente compite en el campeonato nacional de surf),tratan de tomar disciplina en este deporte, competir en torneos locales, hacer que grandes auspiciadores los miren sobre las olas y descubran nuevas estrellas. Todas sus historias son marginales, pero también de entusiasmo y superación. La alegría, carisma y la chispa que le ponen todos los días a su trabajo y a las horas que le dedican al surf, hicieron que un austriaco llamado Kiko Clown (que prefiere no figurar), deje a Jerson, otro tablista cerreño -que en sus ratos libres trabaja como mozo- unas tablas de surf y la responsabilidad de entrenar a los chicos para que puedan dar la sorpresa en ese deporte.

Jerson Padilla

Miguel Zavala Medina, a quién cariñosamente todos llaman “Castor”. Él vende pescado con su padre, pero también se ''recursea'' atendiendo a turistas. Este soleado viernes le tocó atender a Lourdes, a su esposo norteamericano y a sus dos hijos. Con la propina que le dieron corrió a casa y lo entregó a mamá Delfina, pues quiere mandar a reparar la tabla que el año pasado le regalaron en Piedra Luna Llena.
Castor

Miguel y Astrid Francia Campos ayudan a su madre a vender raspadilla. Su pasión por las olas hace que en cada momento libre corran a la playa a entrenar.
Todos ellos ya tienen más de dos años en la Asociación, y ya son diestros sobre una tabla, así que también hacen sus “cachuelitos” enseñando los pininos del surf a los hijos de algunos turistas que llegan hasta el balneario.

Roberto Calderón no tiene vergüenza de gritar ¡anticuchos, rachi, picarones! a los transeúntes de la Plaza Central de Cerro Azul. Ayuda a su madre a vender, pues ella lo recompensa dándole permiso para que en sus ratos libres vaya a la playa y practique su deporte preferido, el surf.

Roberto calderon vendiendo anticuchos con su madre
Roberto en la playa

  • Punto de vista:

Definitivamente un ejemplo a seguir y quien sabe seguro dentro de esta camada de chibolos estara el proximo campeón nacional o quiza alguien que nos represente fuera del Peru. Algo personal, escribiendo esta nota me acorde de un pata Rodrigo su nombre ,con el estube alojado en cerro azul hace ya algún tiempo y me hizo conocer a gente muy buena onda asi que saludos para el, para Gino y a la gente de Cerro

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